LA PESTE NEGRA

En 1348, una enfermedad terrible y desconocida se propagó por Europa, y en pocos años sembró la muerte y la destrucción por todo el continente.

Lógicamente es esta época las epidemias se propagaban con mucha rapidez ya que además las medidas de higiene en las  ciudades eran malas y la alimentación solía ser bastante deficiente. La concentración de personas en ciudades pestilentes, la contaminación de los pozos, la falta de organización sanitaria, las calles pobladas de cerdos y ratas, la invasión de pulgas, fueron una suma de factores que contribuyó a extender los casos de tifus, disentería y gripe

Los indicios sugieren que la plaga fue, ante todo, de peste bubónica primaria. La transmisión se produjo a través de barcos y personas que transportaban los fatídicos agentes, las ratas y las pulgas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos, y de este modo propagaban la peste, sin darse cuenta, allí donde llegaban. Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de recepción. Desde ellas, la plaga se transmitía a los burgos y las villas cercanas, que, a su vez, irradiaban el mal hacia otros núcleos de población próximos